TOMABA VITAMINA C TODOS LOS DÍAS… HASTA QUE TERMINÓ EN URGENCIAS”

Claudia, 37 años, había leído en redes que tomar grandes dosis de vitamina C “reforzaba el sistema inmune” y la mantenía libre de enfermedades. Desde la pandemia, no pasaba un solo día sin su sobre efervescente. “Es natural, no puede hacerme daño”, decía mientras disolvía su tercer vaso del día.

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Al principio se sentía con mucha energía. Pero semanas después comenzaron los cólicos intensos, el ardor al orinar y un dolor agudo en la espalda baja. En urgencias, los resultados fueron claros: tenía cálculos renales causados por exceso de vitamina C. El médico le explicó que el cuerpo transforma el ácido ascórbico sobrante en oxalato, que al combinarse con el calcio forma piedras en los riñones.

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Además, Claudia sufría episodios de diarrea y gastritis provocados por la acidez del suplemento. Creía que estaba “desintoxicando su cuerpo”, pero en realidad lo estaba sobrecargando. Su hígado y riñones trabajaban de más para eliminar lo que nunca necesitó.

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🩺 Lecciones que dejó su experiencia:
• Más no siempre es mejor: el exceso de vitamina C se elimina, no se almacena.
• Dosis mayores a 1000 mg al día pueden causar daño renal o digestivo.
• Una dieta equilibrada ya aporta suficiente vitamina C.
• Lo “natural” también puede ser dañino en exceso.

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Hoy Claudia sigue una alimentación balanceada y comprendió que cuidar el cuerpo no es saturarlo de suplementos, sino escuchar sus verdaderas necesidades.
Su historia recuerda que el equilibrio —no el exceso— es la verdadera fuente de salud.

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📎 Caso educativo. No sustituye la valoración de un profesional de la salud.